La autoexigencia se relaciona en su parte más interna con una falta de autoestima. Las personas autoexigentes suelen serlo también con los demás. Ser autoexigente implica la mayoría de las veces ser muy crítico con uno mismo, no permitirse el error y tampoco permitirírselo a otros, con lo que muchas veces son consideradas como personas inflexibles, autoritarias y poco empáticas, cuando en el fondo no lo son no obstante.

La autoexigencia a veces también es un mecanismo que se pone en marcha cuando los demás nos reclaman en algún sentido. Es el caso de las personas que saben que alguien espera algo de ellas, aunque sea mucho más de lo que pueden dar y traspasar sus límites, sin embargo no quieren defraudar, y se buscan mil razones que apoyan la idea de que es imprescindible dar incluso mas del 100% de si mismos. El desgaste emocional y el agotamiento que esto conlleva, hace que pueden caer con el tiempo incluso, en un cuadro psicopatológico.

La OMS reconoce el perfeccionismo como un trastorno de la personalidad. Los perfeccionistas no suelen reconocer que tienen este trastorno y sólo se dan cuenta cuando cae en un episodio de depresión o ansiedad.

El exceso de autoexigencia puede causar trastornos obsesivo-compulsivos y de ansiedad. Una nueva investigación descrita en el International Journal of Cognitive Therapy encontró que las personas con sentimientos intensos de responsabilidad van a desarrollar a lo largo de su vida con más probabilidad, un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o un trastorno de ansiedad generalizada (TAG).

Los excesivamente perfeccionistas son asaltados todo el tiempo por pensamientos del tipo “Tengo que hacer”, “Debo hacer”, “debería”. Con ello pretenden anticipar un control exagerado sobre lo que va a ser su semana y producen “ansiedad anticipatoria” que va a mermar más energías psíquicas, se cansan más, y lo pasan peor pues aumentan con considerable sus preocupaciones.

Si eres muy perfeccionista revisa como te estas planteando tus metas y cuales son. Las metas deben ser alcanzables y realistas. Las personas autoexigentes se suelen poner metas desproporcionadas e inalcanzables, y al ser así, acaban en callejones sin salida que incrementan el estrés. Por tanto, cuanto más crítico y exigente seas contigo mismo, procura estructurar bien tus metas, que sean tuyas, no de otros, que sean más cortas, pequeñas y alcanzables, permítete el error. Solo tenemos el error para aprender. Y lo más importante, revisa todas tus culpabilidades, que equivocarte no te haga sentir mal por mucho tiempo, pues de muy poco sirve seguir desgastando la energía vital para tratarnos mal por haber errado. No te conviertas en tu peor enemigo. Celebra tus éxitos y reconoce tus méritos.
Lola López

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