Por Lola Lopez

Para Daniel Goleman, el padre de la Inteligencia Emocional, las habilidades emocionales no son talentos naturales, sino que se pueden adquirir y entrenar.

Las habilidades emocionales pueden ser: personales, profesionales, y sociales. Todas ellas, intervienen en un buen desempeño laboral, y forman parte de lo que llamamos Inteligencia Emocional.

Esta, se compone de las siguientes capacidades:

*Conciencia de uno mismo. Conocimiento de nuestros recursos y emociones internos

*Autorregulación. Control de nuestros impulsos y emociones

*Motivación. Para la consecución de objetivos

*Empatía. Que es la capacidad de reconocer los sentimientos y emociones de otros.

*Habilidades sociales. Que es la habilidad general que tenemos, para inducir en los demás las respuestas deseables, de una forma sutil y no violenta.

La inteligencia emocional en el trabajo, es el mejor instrumento que podemos poseer, pues facilita las relaciones entre las personas, lo cual aumenta el rendimiento, por la vía de la satisfacción y la motivación. Es decir, desarrolla un liderazgo más competitivo.

Para obtener todo esto, en general para lograr el éxito, la inteligencia social, tiene una importancia aun mayor, que el Coeficiente Intelectual, o Inteligencia general de las personas.

Hasta ahora, lo único que hemos podido medir psicométricamente es el nivel de Inteligencia General, y hemos supuesto que alguien que tuviera este coeficiente alto, estaría mejor preparado para afrontar un liderazgo o una dirección de personas, dentro de una empresa.

Pero ya se ha visto, que el éxito de las personas, no lo determina su Cociente de Inteligencia (CI). Tampoco lo determina necesariamente su formación, o su procedencia académica.

Sin embargo, este otro tipo de inteligencia, la emocional, correlaciona mucho más con el éxito empresarial y social, que la inteligencia lógica y racional.

Se ha comprobado, que la iniciativa, la disposición para afrontar desafíos, la capacidad de liderazgo y la confianza en uno mismo, tiene más relevancia, que las competencias cognitivas o conceptuales.

Goleman, afirmo que las habilidades emocionales son al menos el 80 % del éxito en el desempeño profesional, y son todas aquellas que debe tener un buen líder.

¿Pero cómo podemos desarrollar La inteligencia emocional?

Se empieza a entrenar, entrenando la atención. Podemos decir que la Atención Plena, es el comienzo del cultivo de la Inteligencia emocional.

Con el entrenamiento de la atención que conseguimos practicando Mindfulness, ponemos los cimientos de la calma, cimientos en los que se asienta el aprendizaje de las habilidades sociales.

Meng Tan, conocido ingeniero de Google, ha creado un programa, “Search Inside Yourself”, que es un tándem entre Mindfulness e Inteligencia emocional, y trata de desarrollar la segunda, precisamente mediante el ejercicio de la atención.

Las iniciativas para aprovechar esta herramienta, por parte de diferentes empresas, se materializa en programas como el de Google. y otros muchos, que estan dando resultados contrastados importantes.

Ya que la parte de resolución lógica de los problemas, y los procesos, cada vez la hacen de forma más efectiva los sistemas tecnológicos e informáticos, es la relación entre personas lo que necesita trabajarse para mejorar. Para poder adaptarse a este nuevo entorno.

Se trata de que nos conozcamos, y nos aceptemos con mejor acierto a nosotros mismos, para así aceptar por extensión a los demás. Se trata de crecer, de ser mejores personas, de ser más ser humano que nunca.

Aunque no podamos competir con la más inteligente de las maquinas en conocimiento y resolución logica de los problemas, estas, no nos podrán nunca superar, en lo que, como personas, podemos aportar a la sociedad.

Seguiremos siendo la “maquina” más completa, porque también funcionamos con sentimientos, emociones, valores, conductas, todo aquello que no puede ser sustituido por sistemas súper inteligentes de conocimiento.

Nuestro cerebro seguirá siendo, no solo el más complejo, sino el más adaptativo. Y, sobre todo, el más necesario en cualquier estructura social. Entre ellas, la organización empresarial.

Para no perdernos en esta vorágine tecnológica y social, sino para que tengamos los pies en la tierra, el equilibrio emocional, y una buena dosis de Inteligencia Emocional, nos dará una clara percepción de nuestra valía.

Es imprescindible confiar en la parte intuitiva y, emocional del ser humano, para resolver los problemas y lograr los objetivos.

Las habilidades que nos ayudan a desarrollar la Inteligencia emocional, también nos proporcionan bienestar, además de resistencia, bondad y optimismo.

La importancia de crear un entorno laboral positivo es obvia, y es conseguida por los grandes líderes sin dificultad.

Alguien que consiga influir de forma positiva en los demás, no necesita haber resuelto un test de Inteligencia General de una forma brillante, sino de demostrar día a día que es capaz de motivar a las personas, gestionar conflictos y así, lograr los objetivos.

Si alguien tiene buena regulación emocional, es decir, no “pierde los papeles” fácilmente, es porque se toma un tiempo para dar una respuesta adecuada, y lo hace con mayor acierto. Esto, ahorra muchos conflictos y acarrea muchos beneficios.

La inteligencia emocional, la intuición, la creatividad, que suelen tener los buenos líderes, es lo que verdaderamente hace avanzar los equipos, los trabajos, y las empresas.

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