Nuestra libertad podría no tener límites, porque  tenemos una mente, potencialmente sin límites. ¿Imaginas una mente completamente libre… para crear? ¿Para existir?

En nuestro cerebro  hay 100.000 millones de neuronas que disparan infinitos impulsos eléctricos constantemente. Cada neurona se conecta otras miles de veces con otras neuronas. En este continuo entramado de  impulsos eléctricos, el cerebro se mueve todos los días. La posibilidad de combinación de nuestra red neuronal es impresionante. La capacidad de crear por tanto, también lo es. De hecho, nada de lo que hacemos, o de lo que pensamos, es absolutamente igual, una y otra vez.

Todo lo que la especie humana ha conseguido, ha sido gracias a nuestra dotación racional.  Siglos de invenciones, y avances tecnológicos y científicos, confirman que el hombre es capaz de estudiar, resolver, analizar, y descubrir, en definitiva: de CREAR. Pero lo puede hacer, además, hasta límites insospechados.

Desgraciadamente, esta capacidad, está limitada por nosotros mismos, y lo que es peor, no de forma voluntaria.

Porque una de las cosas que nos limita, es el miedo. El miedo irracional que se crea a partir de emociones toxicas. Emociones pasadas, que quedaron en nuestro inconsciente. Que en su día, no supimos entender, o que olvidamos, para que después de su impacto, no nos afectaran demasiado.

Pero están ahí, en nuestra memoria del pasado, y estas, desembocan en miedos ficticios. No reales. Pero tan creíbles para nosotros, como si lo fueran. Si no los afrontamos, se retroalimentan. Se hacen más fuertes, y nos impiden crear.

Entre estos miedos, están: – el miedo al fracaso. -el miedo a lo desconocido, – el miedo a no ser aceptado y querido por los demás, -el miedo a la perdida, al sufrimiento… Vivimos un cumulo de miedos irracionales, producto de nuestras emociones del pasado, y nuestros pensamientos de futuro. Constantemente. Y esto, nos paraliza. Merma nuestra creatividad.

Porque el proceso creativo es algo que no se puede ver limitado por miedos, o por pensamientos de pasado y de futuro. Necesita de una mente lo más limpia posible, lo más infantil también. La mente que no recuerda reglas, que no acata patrones establecidos, sino que busca nuevos horizontes. Nada tradicionales. A veces radicales. Cuestionados. Y eso es la innovación.

Un emprendedor tiene que tener la mente libre para poder crear. Tener un pensamiento divergente. Pasar incluso por etapas caóticas y sin control para llegar al resultado final. Esto se ha dado siempre en muchos artistas y pensadores. Cuyas aportaciones, nos han hecho avanzar.

Mindfulness da respuesta a cómo mejorar nuestra creatividad. Es una apasionante respuesta, pues nos tranquiliza, y nos conecta con nuestro interior, empobreciendo nuestros miedos y haciéndonos más fuertes ante las adversidades.

El espíritu crítico, que todo lo cuestiona, que no se aferra a lo convencional, que tiene la fuerza de salirse de lo establecido, es el espíritu que crea.

La mente independiente, que no necesita de la aprobación de los demás, que se arriesga  a romper con la rutina, esa es la mente que emprende. Esa es la mente que aporta soluciones nuevas.

La persona consciente de su presente, con perfecta conexión entre su mente y su cuerpo, es la persona más proclive a innovar, a buscar nuevos caminos. Pues su mente no divaga, está enfocada.

Ojala viviéramos  voluntariamente la vida sin dejarnos arrastrar por lo que pensamos, o por lo establecido. Nuestra realidad, a veces se constituye, como un rompecabezas. A trozos,  y es porque pasamos mucho tiempo pensando en cosas que ya no están, que no han llegado. En definitiva, que no son reales.

Si vivimos el presente, y solo el presente, seriamos más libres. Tendríamos más espacio para la creación, incluso para la creación de nuestro propio presente. De nuestras propias alternativas de vida.

La brillantez de la imaginación humana, se ve bloqueada por miedos y emociones que los sustentan. Si fuéramos capaces de reconocer nuestros miedos, y de desmontarlos, sería más fácil crear.

Mindfulness nos ayuda a que experimentemos la vida, no a que la pensemos. Porque nuestra mente no tiene límites, y si se orienta hacia la creación y la innovación, afortunadamente, desmontara nuestro piloto automático, que solo nos empuja a seguir lo establecido, lo sabido, lo convencional. Y nos  impide avanzar. Nos impide avanzar en nuestra vida y hacia el futuro con plenitude.

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