Hace ya más de dos décadas que las ciencias de la salud, como la medicina y la psicología, se han hecho eco de este tipo de meditación llamada mindfulness, que es una meditación atencional, porque trata de fomentar la atención plena y la conciencia, necesaria para vivir con mayor quietud, plenitud, creatividad, serenidad, y que aumenta nuestro bienestar en todos los niveles.

Como señalo en mi libro “ Mindfulness. Programa de Reducción del Estrés ”:“ Mindfulness es la capacidad de estar plenamente presente en el aquí y ahora. Vivir con plena consciencia lo que nos pasa en cada momento. La Atención Plena en el momento presente, sirve para tener conciencia de cada cosa que hacemos, y de cada momento que vivimos ”.

Mindfulness se emplea hoy en día en distintos ámbitos sociales, como el sanitario, el escolar y el empresarial, como enseñanza psicoeducativa para reducir el estrés, y poder tener una mejor gestión emocional que nos ayuden a ser y sentirnos mejor. En la práctica clínica, sirve como apoyo en la terapia de los diferentes cuadros psicopatológicos, y en las distintas organizaciones empresariales es utilizado no solo para reducir el estrés y el malestar, sino para obtener mayor claridad mental en la toma de decisiones, ser más creativos , y fomentar mejor clima laboral, disminuir bajas y absentismo e incrementar el rendimiento, la satisfacción y la productividad de los empleados.

Todo surgió con el comienzo del estudio de los hábitos de meditación orientales, que practicaban algunas personas de entornos culturalmente al nuestro, a cargo de científicos, médicos y psicólogos. Fueron muchos estudiosos de la mente humana los que se adentraron en esta práctica, e investigaron científicamente durante años, para traerla finalmente a nuestro modo de vida occidental, como algo bueno que no podía beneficiar, después de comprobar que lo hacía.

A través de las neuroimágenes de los meditadores reconocidos como tales, obtenidas con escáner y resonancia cerebrales, se ejecuta la transformación del cerebro en aquellas áreas relacionadas con el estrés, y la producción de ondas cerebrales propias de personas tranquilas y equilibradas.

Lo que conseguimos con Mindfulness  es que nuestro cerebro genere ondas Alfa, para darnos una vivencia de mayor tranquilidad, sensación de lucidez y una percepción más positiva de la realidad. De hecho el considerado hombre más feliz del mundo, un biólogo francés, que se hizo budista y que lleva meditando más de 40 años, llamado Matthieu Ricard, es reconocido como poseedor de un cerebro generador de gran actividad de bienestar y emociones positivas.

Aunque el origen de mindfulness sea el budismo, pues son los monjes tibetanos quienes lo han practicado desde hace siglos, no  se trata de una religión, sino más bien de una filosofía de vida, y sobre todo, de un entrenamiento mental, que llegado a convertirse en habito, supone muchos beneficios para nuestro bienestar y salud, pues nos proporciona fundamentalmente la serenidad y paz mental que todos necesitamos, y con las cuales, podemos ser mucho más felices. Pero paralelamente, e igualmente importante, nos hace ser más sanos física y mentalmente, previniendo todo tipo de enfermedades relacionadas con el estrés.

Efectivamente nos ayuda a reducir el estrés al que todos estamos sometidos. Por el solo  hecho de existir, los seres humanos estamos expuestos al dolor. Nos enfrentamos con infinidad de adversidades y problemas, que a veces nos cuesta resolver, y que nos sumerge en estados de ansiedad e incluso depresión. La base de esta práctica es que el dolor es inevitable como humanos, pero que el sufrimiento es opcional. Podemos ser capaces de no aumentar el dolor de aquello malo que nos suceda, sino afrontarlo de forma más positiva.

Si somos dueños de nuestras emociones, las aceptamos, y entendemos nuestro modo de funcionamiento mental, tratando de adiestrar nuestra mente, y acallar el ruido mental producido por la continua amenaza del cambio y de la estresante sociedad en que vivimos, estaremos más preparados para enfrentarnos a todo aquello negativo que nos vaya llegando, y seremos más capaces de disfrutar plenamente de todo lo bueno que la vida nos ofrece.

Con mindfulness entendemos que la aceptación y la acomodación a todo lo que vaya surgiendo, es la base de nuestro bienestar, que apegarnos excesivamente a cosas, situaciones o personas, nos hace no poder amoldarnos a los cambios que inevitablemente vivimos. No se trata de resignarse, o no defenderse de lo que nos perjudica, sino de aceptar aquello que no se puede cambiar. De ser pacientes, aceptar que todo lleva su tiempo, que no hay necesidad de forzar.

También nos hace ver que podemos experimentar la realidad, desmenuzando la experiencia, si aumentamos nuestra atención en todo aquello que estamos viviendo en el presente, con una mente menos contaminada, como la de los niños que experimentan la mayoría de las cosas como si fuera la primera vez. Confiando.

Nos invita a experimentar las sensaciones de nuestro cuerpo como fieles emisarias de nuestras emociones, y a no quedarnos anclados en pensamientos negativos que solo desembocan en vano sufrimiento. El objetivo de esta práctica es contactar con todo aquello que hay en nuestro interior, y guiarnos más por lo que realmente somos, en vez de girar en torno a prejuicios, u objetivos puramente materiales e ilusorios, que no nos sirven de nada cuando  nos sobreviene la desgracia. Con mindfulness no se trata de llegar a ningún sitio, sino de reconocernos por dentro, quedarnos donde estamos dejándonos ser como somos, aprovechando nuestros propios recursos.

Por último, con mindfulness hacemos un mundo mejor. Vemos a los demás como seres no muy distantes de nosotros, personas que sufren, gozan, y no son tan diferentes. Esto hace que experimentemos la compasión, la empatía, la buena comunicación, la tolerancia y el acercamiento a otros seres humanos, lo que lleva a sentirnos más felices y hacer más felices a los demás.

Mindfulness se puede realizar mediante practicas formales, o tratando de tener plena conciencia en nuestras actividades cotidianas. Realmente la práctica de mindfulness, o atención plena en el momento presente y sin juzgar, cuando se lleva a cabo a través de la propia experiencia, nos hace seres más creativos, plenos y satisfechos con nosotros mismos y con lo que nos rodea.

Sin perder de vista la realidad de la constancia que debemos mantener en cuanto a su práctica, ya que es algo que parece simple, pero no sencillo hasta adquirir el habito, ya que necesitamos tener la firme intención y voluntad de hacerlo bajo el prisma de la curiosidad por conocernos, sin embargo, el resultado es más que justificado: entendernos y extraer  todo el manantial de excelencia que llevamos dentro, y cuidar de nuestra salud y bienestar.

Mindfulness ha venido para quedarse. Es compatible con cualquier creencia, cultura o religión, pues se trata tan solo de un entrenamiento mental que nos hace auto conocernos mejor y ser mejores con los que nos rodean, que es una herramienta para estar y sentirse bien, para tener una actitud más positiva ante la vida. Es conectar con nosotros mismos y ser más conscientes de nuestra realidad.

Lola López

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