Si partimos de la consideración de que la empresa, como organización, es un sistema social, donde la vinculación de unos y otros se entreteje en miles de situaciones y momentos de interacción, podemos decir que la empresa es una cadena cuyos eslabones son los directivos y empleados, y cuya cohesión y fuerza será la salud y excelencia de dichas vinculaciones.

Esta cadena, en ocasiones, se puede romper. Suele romperse por los eslabones más débiles. Es decir, las personas que están en situaciones menos protegidas por la organización, o de las que se puede prescindir sin más costes que el “humano”, son los primeros en sufrir las consecuencias. Este coste, aunque es alto, no suele prevalecer sobre el económico.

Paralelamente, hay otra cadena, y es la cadena emocional, es decir, aquella que, en reacción, produce respuestas y acciones como consecuencia de las respuestas y acciones de otros.

Normalmente la cadena se hace débil cuando los lideres dejan de serlo, o se hacen vulnerables a las situaciones adversas, no sabiendo resolver conflictos, ni mantener involucrado a su equipo. Pues ellos son los encargados de mantener la cohesión y la motivación, preocupándose no solo por los resultados financieros, sino también por el desarrollo y bienestar de los empleados.

De arriba abajo, o de un lado a otro, la reacción en cadena se produce, y empiecen a funcionar negativamente las interacciones y las intenciones.

Cuando alguien, desde la subjetividad, se siente mal tratado, mal interpretado, mal considerado, y, además, ve peligrar su integridad, ya sea por el miedo a perder su prestigio, su trabajo, su consideración laboral… entonces, su nivel de escrúpulos éticos a la hora de comportarse y de tomar a su vez decisiones que involucran a otros, puede bajar considerablemente. Se convierte más en un asunto de supervivencia personal y profesional. Más que un tema de proactividad hacia los objetivos.

COMO SE GENERA EL MALESTAR LABORAL

Las emociones y sentimientos que se despiertan ante situaciones que consideramos injustas, a veces nos lleva a sentimientos de venganza, de impotencia, de rencor, e incluso de odio. Incluso entre compañeros. El pensamiento es: “si lo han hecho conmigo, yo también lo hago”. Es como si se abriera la veda del “todo vale”

Como esto no se puede hacer casi nunca de una forma abierta, se lleva a cabo de forma solapada, indirecta, pero no por ello menos dañina. Más bien lo contrario, cínica y despiadada. Al final, llegamos a la situación de cadena de “faenas”. Es decir, yo hago una faena a otro, porque ya lo han hecho conmigo. La buena conciencia se relaja. La mala, se activa.

Por mucho que una empresa intente “maquillar” el clima laboral existente, lo cierto es que lo que se cuece, es difícil enmascarar. Se traduce en una insatisfacción permanente, un resentimiento y una sensación de inestabilidad, caldo de cultivo propicio para que se produzca a la larga una doble consecuencia: – perdidas en las ganancias, y -malestar de los empleados.

ROMPIENDO LAS CADENAS DE “FAENAS”

Romper esta cadena de “faenas”, no siempre es fácil, pero lo que es cierto es que debe salir a la luz de la conciencia colectiva. Reconocer que algo está pasando es un primer paso para reconducir la situación.

Prestar atención y darse cuenta de donde está la raíz de los problemas de donde provienen la falta de entendimiento y la insatisfacción.No dejarnos llevar por los pensamientos negativos que nos produce el malestar, dejar el enjuiciamiento de la realidad, es necesario para ello.

En vez de juzgar, es más razonable observar la realidad. Si no está en nuestra mano cambiarla, intentemos al menos entenderla y no dejarnos involucrar.

Es decir, crear distancia del problema para poderlo manejar mejor desde nuestra posición y con nuestros recursos. Al hacernos más imparciales, ganamos en gestión emocional y equilibrio personal.

LIDERES EMOCIONALMENTE ESTABLES: LA CLAVE

Por eso es tan importante la acción de los buenos líderes en la empresa. Líderes emocionalmente estables, que no solo tengan visión de las tareas y los objetivos, sino que sean conscientes de la importancia del factor humano.

Mindfulness es una alternativa más para ser conscientes de las situaciones y no dejarnos llevar por pensamientos tóxicos, que nos conduzcan a una realidad mucho más terrorífica de lo que vivimos realmente. Y que a su vez, nos aleje de las venganzas y resentimientos.

MINDFULNESS COMO SOLUCIÓN

Ver las cosas que pasan a nuestro alrededor desde la calma y la conexión con nuestras sensaciones y emociones, nos hace ser más objetivos. La realidad no la podremos cambiar en muchas ocasiones, pero quizá en otras sí. Y si no podemos cambiar la realidad, al menos podremos desde el bienestar personal, afrontar lo que nos pasa con más inteligencia emocional.

El mal clima laboral es uno de los grandes problemas a los que una empresa se enfrenta. A mayor incertidumbre, mayor inestabilidad.

Cuando es de forma puntual, y los conflictos se consiguen resolver, podemos decir que está dentro de lo “razonablemente saludable”. Cuando el coste de sufrimiento humano se prolonga en el tiempo, o las consecuencias derivan en peores resultados como despidos, hay que plantearse otras formas de solución.

Los escenarios cambian para empeorar en muchas situaciones, y es importante estar preparado para enfrentarlos.

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