El estrés, (y las enfermedades que de él se derivan), es la segunda causa de bajas laborales y absentismo en las empresas en la UE, en cuanto a número de días, lo cual supone una notable carga económica, no solo para la administración, sino para las mismas organizaciones empresariales. Además, sabemos que va en aumento, y que la ansiedad y la depresión están entre las principales enfermedades del siglo XXI. Esto es un hecho.

La psicología y la medicina reconocen mindfulness como método para la reducción del estrés. Los psicólogos y otros profesionales de mindfulness, tenemos mucho que aportar en cuanto que las empresas necesitan optimizar los esfuerzos individuales para conseguir objetivos comunes, pero a través del bienestar y la promoción de la salud global (tanto física como mental) de sus empleados.

Dentro de los programas de “empresa saludable”, Mindfulness cada vez se emplea más, como enseñanza psico-educativa en múltiples empresas y organizaciones, y se incluye en los nuevos planes de formación, pues es a través de la calma y la claridad mental que nos trae su práctica, como podemos tomar mejores decisiones y ser más efectivos en nuestros trabajos.

Se usa no solo como método de reducción del estrés, sino para la formación de mejores líderes (liderazgo consciente), mejora del clima laboral, aumento del rendimiento, la motivación, y la satisfacción de los empleados, y la prevención de riesgos laborales. Además de desarrollar la Inteligencia emocional, tan importante para trabajar en equipo.

Empresas pioneras como General Mills y Google, lo llevan usando años, habiendo pasado por estos programas un porcentaje altísimo de directivos, ingenieros y empleados, con resultados muy satisfactorios. La práctica va en aumento, habiéndose extendido entre las grandes multinacionales y otras muchas empresas de EE. UU.

Siguiendo la estela de estos y otros países, en España, entidades como Banco Santander, BBVA y otras muchas compañías más o menos grandes de distintos sectores, ya lo están utilizando, o pensando utilizar en los próximos años.

Aun no se conoce bien lo que significa mindfulness en nuestra cultura. Hay mucha confusión y desinformación sobre ello. Es por eso por lo que se confunde con esoterismo, misticismo, budismo…, y no se conocen apenas los títulos y la formación que se requiere para ser un profesor cualificado. De ahí que aprovechando la palabra de moda “mindfulness”, muchos vendan cursos y programas mágicos de reducción del estrés, para solucionar la vida de la gente y curar todos los males.

Este es de momento uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos los profesionales, en cuanto a la formación y prevención que supone la aplicación de mindfulness en la empresa, y la credibilidad que se le da por parte de estas, como método formativo y preventivo, basado en el autocuidado y la humanización.

Ya es algo habitual en otros países, y en España está entrando con fuerza en estos momentos, pero aún no hay suficiente información.

Los responsables de Recursos humanos se interesan por todo aquello que suponga un beneficio para el desarrollo personal y laboral de los empleados, de ahí que cada vez nos aproximemos más a su masiva implementación. Pero aún no existen unas referencias firmes de lo que significa formar a las personas a gestionar emociones y el estrés mediante mindfulness, y, sobre todo, quien está capacitado para impartirlo como formación.

Ser profesor de mindfulness requiere no solo aprendizaje sino integración personal de los conocimientos y la práctica.

Para ser profesor de Mindfulness se necesita una formación rigurosa, exhaustiva y larga. Hasta ahora, el MBSR (programa para la reducción del estrés creado por el Centro de Reducción de la Universidad de Massachusetts y por Jon Kabat Zinn) y el MBCT (de la universidad de Bangor, y más enfocado al apoyo de la práctica psicoterapéutica), son los dos programas avalados y reconocidos por estas universidades, y por el colectivo mindfulness, que requieren un itinerario formativo de años, y mucha preparación.

También existen cursos de experto (podemos mencionar los de las universidades de Zaragoza y Complutense de Madrid). Pero cuidado, no todo el mundo que “vende mindfulness” es profesor de mindfulness o experto en ello. Haber realizado un curso, (mucho peor si es on line), no significa ser profesor de mindfulness, y desgraciadamente encontramos estos casos de algunos que lo tratan de vender en empresas.

Este hecho, muy a nuestro pesar, perjudica el avance efectivo y el conocimiento claro en la sociedad de mindfulness. Ya que nada tiene que ver con una terapia alternativa ni mucho menos con prácticas ajenas a la ciencia.

Al hablar de mindfulness no hablamos de una religión o ideología, tampoco de una terapia milagrosa, sino de un entrenamiento mental, conseguido con la práctica. Y también de una forma de ser directamente relacionada con el crecimiento personal, la empatía, y la mejora de la relación con los demás.

Los resultados positivos de Mindfulness tienen sobre todo que ver con su práctica. No es una formación teórica, y obviamente se necesita integrarlo en la rutina y hacerlo. No sirve de nada si se conoce y no se practica.

Demostrado entre médicos, psicólogos y científicos, desde hace más de 40 años, es el hecho de que produce trasformaciones a nivel neurológico, y nos hace más capaces de afrontar las adversidades, además de mejorar nuestra comunicación y actitud ante los demás, prevenir enfermedades tanto físicas como mentales, y hacernos mejores en todos los sentidos.

Se practica en grupo e individualmente, y no se trata de ninguna terapia psicológica, con lo que cada persona es libre de compartir o no compartir sus experiencias. Lo más importante de esta práctica, es estar relacionándose íntimamente con uno mismo desde el silencio, respirando, sin el ruido de fondo mental que solemos tener debido al estrés.

El desarrollo de la atención plena y la consciencia, que preconiza mindfulness, es una habilidad que se puede entrenar, y nos ayuda a enfrentar mejor el mundo en el que nos vemos inmersos, donde la conectividad global y la rápida transformación de la realidad laboral y social, nos obliga a encontrar nuevas y eficaces alternativas.

El coste humano y económico del estrés mal gestionado, es una lacra que podemos evitar. Es necesario enseñar herramientas para poder entenderlo y manejarlo. Pero cuidado que no te den gato por…. mindfulness.

Lola López

Psicóloga empresarial y profesora de Mindfulness MBSR

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